Bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba

AuthorDr. Ricardo Alarcón de Quesada
Pages3-12

(Discurso pronunciado por el Dr. Ricardo Alarcón de Quesada, Viceministro Primero de Relaciones Exteriores y Embajador de Cuba ante la ONU, en la sesión correspondiente al 13 de noviembre de 1991 (46 período de sesiones, de la Asamblea General) celebrada en Nueva York)

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Señor Presidente:

Nadie se sorprenderá si comienzo mi declaración con algunas reflexiones sobre ciertas circunstancias especiales con que se ha querido rodear este tema.

Ante todo quiero decir que no ha sido ni es nuestra intención presentar ante ustedes ninguna querella bilateral -aunque más de una, figura, por cierto, en el programa de la Asamblea- y que bien lejos está de nuestro ánimo conducir a esta Asamblea a intervenir de cualquier forma en cuestiones privativas de la soberanía de cualquier estado. No osaríamos tampoco fatigar innecesariamente vuestra atención con un tópico que no lo mereciera.

El tema que ahora examinamos tiene una importancia vital para mi pueblo. Tiene que ver directamente, nada más y nada menos, con el derecho a la vida, con la existencia misma de una nación. Es además un problema que afecta, también directamente los propósitos y principios consagrados en la Carta, entorpece el normal desarrollo de las relaciones internacionales y lesiona seriamente los legítimos intereses de muchos estados, instituciones y personas en todo el mundo.

Lo saben todos los aquí reunidos, como lo saben también millones fuera de esta sala.

Saben igualmente la causa que explica la situación peculiar que enfrenta la Asamblea al abordar este asunto. Se les ha dicho y repetido, aquí, en las capitales, oralmente y por escrito en un lenguaje cuya crudeza no ha escapado a la percepción de nadie.

Tengo aquí una verdadera colección de las diversas comunicaciones que el gobierno de Estados Unidos ha diseminado por Page 4 las cancillerías de muchos países en las que los argumentos falaces van de la mano con las amenazas más abiertas. Todas llevan un claro mensaje: Washington no sólo se propone persistir en su ilegal y criminal bloqueo contra Cuba sino que también pretende bloquear su discusión por la Asamblea General.

En esos documentos y en la declaración formulada el 21 de agosto por el Departamento de Estado se alega que no existe un bloqueo sino apenas un embargo. Para sorpresa del lector allí encuentra esta afirmación:

Un bloqueo implica que los Estados Unidos están tomando medidas para impedir que otros países comercien con Cuba. Claramente, este no es el caso.*

En el documento a/46/193/add. 7 del 12 de septiembre de 1991 demostramos que se trata precisamente de eso, de un bloqueo que el gobierno de Washington aplica por todo el mundo extendiendo más allá de su territorio sus leyes, ordenanzas y regulaciones anticubanas. En ese documento, que las delegaciones recibieron hace dos meses, citamos específicamente los textos de un número de disposiciones norteamericanas vigentes en la actualidad y desde hace años que prueban cómo Washington extiende su jurisdicción extraterritorialmente. Han transcurrido 60 días desde que el documento a/46/193/add. 7 fue distribuido y hasta ahora nadie ha dicho que él contenga algún dato inexacto. Aún tienen la oportunidad de hacerlo ahora cuando debatimos el tema.

Aquel documento es simplemente una recopilación tomada del código de regulaciones federales de Estados Unidos. Quisiera ahora presentarles algunos ejemplos que muestran cómo la aplicación extraterritorial de esas disposiciones daña seriamente a Cuba pero afecta también los intereses de terceros y es fuente constante de conflictos internacionales.

Numerosos casos de aplicación extraterritorial

Hay numerosos casos recientes de operaciones comerciales legítimas acordadas con empresas que no son estadounidenses y que no están bajo la jurisdicción de los Estados Unidos y que no pudieron ejecutarse por prohibiciones expresas del gobierno de Washington. En algunos casos en la operación participaban entidades oficiales del gobierno del tercer país en cuestión. Tengo aquí la documentación correspondiente a cada caso. Me limitaré a mencionar los rubros cuya exportación a Cuba fue prohibida:

Colirios oftálmicos, neumáticos, componentes hidráulicos, correas de transmisión en "V", equipamiento para cocinas de aviones, Page 5 controles y reguladores eléctricos, materiales para instalaciones eléctricas, accesorios eléctricos, componentes para calderas, herramientas para corte de madera, herramientas para corte de metales, conexiones de hierro para instalaciones eléctricas, bombillas para iluminación, fusibles, equipos para cocinas comerciales, interruptores eléctricos, productos para barcos, resinas plásticas, papel celofán, resina para tratamiento de agua, cinta para producción de cables telefónicos, pegamento para juntas de motores, equipos de filtración, libros de medicina y refrescos. Como se ve no se trataba en ningún caso, de "materiales estratégicos".

Para no abusar de vuestra paciencia referiré solamente algunos de esos casos.

La editorial Interamericana S.A. de España había sido por años importante proveedora de libros de medicina para Cuba, hasta que en 1989 fue adquirida por la firma estadounidense Mc Graw-Hill, la cual prohibió cualquier venta a nuestro país e incluso la participación en la Feria del Libro de Cuba a quien ahora es su subsidiaria española. La imposición allende el Atlántico de decisiones tomadas en Washington hace más difícil para los cubanos el acceso a la literatura médica, pero también deja sin empleo a algunos trabajadores españoles.

Por instrucciones de su casa matriz estadounidense, la empresa Pepsi Cola Montreal decidió a mediados de mayo de este año incumplir un contrato que había suscrito para la venta a Cuba de 28 000 cajas de refrescos.

Las implicaciones políticas de esta acción fueron correctamente registradas por las autoridades del Canadá. En una comunicación a la empresa mencionada, el señor R. H. Davidson, director general para América Latina y el Caribe de la Cancillería canadiense expresó:

La política comercial del gobierno canadiense, la cual esperamos sea apoyada por compañías incorporadas en Canadá, favorece el comercio con Cuba de bienes no estratégicos. El gobierno canadiense se ha opuesto consistentemente también a la aplicación extraterritorial de la política comercial norteamericana hacia Cuba, tanto directamente por parte del gobierno norteamericano como a través de las casas matrices de corporaciones norteamericanas, desde la adopción por Estados Unidos, en 1963, de las Regulaciones para el Control de los Bienes Cubanos.*

Entre Cuba y la empresa sueca Alfa-Laval han existido vínculos comerciales tradicionales. El pasado mes de mayo, sin embargo, esa corporación canceló un contrato de venta que había suscrito Page 6 con Medicuba. La operación se relacionaba con unos equipos suecos, fabricados en Suecia por la Alfa-Laval y que Cuba le había estado comprando durante años hasta que los inquisidores de Washington encontraron que una parte del equipo, una membrana de filtración, era de origen estadounidense.

En el documento a/46/193/add.7 relacionamos algunas operaciones comerciales para la compra de equipamientos médicos y de laboratorio y piezas de repuesto producidas fuera de los Estados Unidos por empresas que no son estadounidenses, todas las cuales, sin embargo, se vieron frustradas por haberlas prohibido el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.

No les voy a leer este otro documento. Pero no puedo menos que mencionarlo en esta sala que hace apenas un año congregó a la Cumbre de la infancia. ¿Recuerdan las promesas que en aquella ocasión se les hicieron a los niños de este mundo? ¿Dijo alguien entonces que de esas promesas estaban excluidos los niños cubanos? Este documento contiene una relación de partes y piezas, algunas pequeñitas y no muy costosas. No tienen carácter "estratégico" ni sirven para fines militares. Sólo son útiles en hospitales infantiles. Pero no son juguetes. Son piezas indispensables a equipos médicos para el tratamiento de niños con enfermedades cardíacas. Tienen un solo defecto: son de origen estadounidense.

Estoy seguro de que en todas las embajadas estadounidenses también tienen copia de esta relación y ello explica porqué nos resulta cada vez más difícil adquirir estos productos en cualquier parte del mundo. Algunos colegas han comentado que el tema que ahora examina la Asamblea es muy sensible. ¿Quién puede dudarlo? Entre otras cosas pone a prueba la sensibilidad de cada cual ante el derecho a la vida de los niños.

Criminal acción contra los niños cubanos

Los niños cubanos tienen otras experiencias con el bloqueo. En 1981 se produjo en Cuba, en circunstancias que permiten sospechar su introducción desde el exterior, una epidemia de dengue hemorrágico. Las autoridades estadounidenses nos impidieron adquirir entonces el producto necesario para eliminar al vector de la epidemia, que sólo pudimos conseguir a un elevado costo y después de muchos esfuerzos en un mercado distante, a pesar de las gestiones que ante Washington hiciera la Organización Mundial de la Salud. Más de un centenar de niños pagaron con sus vidas aquel episodio de abominable crueldad.

En su empeño por imponer ilegalmente su política del bloqueo en otros países, situados fuera de su jurisdicción, Washington Page 7 ha practicado diversas formas de presión e interferencia. A comienzo de 1983 el Departamento de Estado recibió una nota de la Cancillería canadiense donde, entre otras cosas, se afirmaba:

No podemos aceptar... que funcionarios norteamericanos tomen medidas en Canadá para apoyar la aplicación de leyes que inhiban a firmas canadienses de llevar adelante una política expresa del gobierno canadiense de promover el comercio con Cuba en bienes no estratégicos... Si éstas son en efecto prácticas norteamericanas existentes desde hace mucho tiempo, deben ser interrumpidas.'"

Estas actividades injerencistas de Washington, se generalizan en todos los países y se multiplican en meses recientes. De ellas hay abundantes testimonios reflejados en medios de prensa especialmente de América Latina.

Mención aparte merece la encarnizada persecución contra las exportaciones de níquel cubano. En esta verdadera guerra de más de treinta años contra uno de los principales productos de un país pobre y subdesarrollado, el gobierno de Estados Unidos ha logrado alcanzar sus principales objetivos v cerramos uno tras otro mercados tradicionales. Ello ha implicado incluso el incumplimiento de contratos debidamente suscritos y hasta en proceso de ejecución por parte de corporaciones privadas y estatales de los mayores consumidores de ese mineral. Para conseguirlo Estados Unidos ha recurrido a todos los métodos desde el embargo de cargamentos de aceros inoxidables "sospechosos" de contener níquel cubano, la imposición de muy severos mecanismos de control en los países consumidores, la exigencia de garantías que ningún producto exportado a Estados Unidos contenga níquel cubano hasta la amenaza y la extorsión efectuadas por diplomáticos yankis visitando una a una las empresas consumidoras de níquel en varios países.

Ahora Washington exige también a quienes exportan azúcar a los Estados Unidos que garanticen que no haya azúcar cubano en el cargamento que pretendan vender.

Otro ejemplo de la extraterritorialidad es la pretensión norteamericana de proscribir completamente el uso del dólar en cualquier transacción Vinculada con Cuba aún cuando no tenga relación alguna con personas o entidades de los Estados Unidos. De ese modo Washington interfiere en el funcionamiento de bancos e instituciones financieras de otros países y les impone restricciones en sus actividades aunque ellas no tengan absolutamente nada que ver con los Estados Unidos.

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Señor Presidente:

Lo que hasta aquí he descrito es el resultado de la aplicación extraterritorial de las disposiciones de bloqueo contra Cuba actualmente en vigor. Obviamente es una política violatoria de la Carta de San Francisco, del Acuerdo General de Aranceles y Comercio y de varias resoluciones de esta Asamblea, es contraria al derecho internacional y no sólo constituye una criminal agresión contra Cuba, sino que su aplicación práctica atenta contra la soberanía de otros estados y es por ello fuente constante de conflictos de carácter internacional, ignora los derechos más elementales del pueblo cubano y perjudica asimismo los legítimos intereses de otros.

Nuevos proyectos de ley oue recrudecen el bloqueo

Esto vale para lo que existe hasta ahora. Pero como si ello fuera poco, desde el pasado año el Congreso de Estados Unidos está examinando propuestas legislativas para intensificar y ampliar su bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba. Algunas forman parte ya de proyectos de ley que esperan la sanción ejecutiva. Su objetivo es eliminar totalmente el comercio con Cuba por parte de empresas subsidiarias de corporaciones estadounidenses ubicadas en otros países y bajo la jurisdicción de otros estados. La casi totalidad de las importaciones cubanas que así serían prohibidas está compuesta por alimentos y medicinas como lo reconoce este documento de la oficina del gobierno de Washington encargada de instrumentar el bloqueo. Para lograr ese objetivo Estados Unidos extendería aún más ilegal y arbitrariamente sus leyes a territorios que están fuera de su jurisdicción y violaría la soberanía de otros países.

Por ello es que el pasado año la embajada de Irlanda en Washington en nombre de los estados miembros de las comunidades europeas entregó esta nota al Departamento de Estado objetando la legislación propuesta.

En uno de sus párrafos, puede leerse;

La comunidad es también de la opinión que los Estados Unidos no tienen base en el derecho internacional para reivindicar el derecho a autorizar transacciones no norteamericanas con Cuba por parte de compañías incorporadas que se encuentran fuera de los Estados Unidos, cualesquiera que sean sus propietarios o quienes las controlen.*

Igualmente reconocemos el valor de la declaración emitida el pasado mes de septiembre por el Secretario de Comercio del Reino Unido, que me permito citar:

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Corresponde al gobierno británico, y no al Congreso de los Estados Unidos, determinar la política comercial del Reino Unido para con Cuba. No aceptaremos ningún intento por sobreponer la ley norteamericana a las compañías del Reino Unido. Tengo la esperanza de que el Congreso lo meditará detenidamente antes que permitirse interferir en el legitimo comercio civil entre este país y Cuba.*

Señor Presidente:

Les he presentado una serie de datos concretos, todos ellos amparados con documentos y pruebas incontestables, que muestran claramente cómo el gobierno de Estados Unidos lleva a cabo un ilegal bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba. He citado declaraciones oficiales de gobiernos que son amigos y aliados de Estados Unidos que testimonian cómo las acciones y medidas que conforman ese bloqueo son contrarias al derecho internacional y afectan no sólo a Cuba sino también a otros países. Al hacerlo no he querido lastimar a nadie y mucho menos a gobiernos que cuentan con el debido respeto y consideración del mío. Espero que comprendan que estaba en la obligación de demostrar la absoluta falsedad del alegato norteamericano que pretende reducir este tema a un diferendo bilateral entre nuestros dos países y asimismo refutar el insólito despropósito de quienes ven en la discusión de este problema una injerencia en los asuntos internos de Estados Unidos.

Creo que nadie puede albergar la menor duda de que ese bloqueo es un problema internacional cuyo examen por la Asamblea General es enteramente legítimo. Es además una insoslayable obligación moral y política de esta Asamblea contribuir al cese inmediato de una política que además de ser ilegal causa graves perjuicios a todo un pueblo. Con esa finalidad hemos presentado el proyecto de resolución que aparece en el documento 1/20. En su redacción hemos tomado en cuenta las observaciones y sugerencias que se sirvieron presentarnos diversas delegaciones cuyo interés y espíritu de cooperación apreciamos altamente.

Aunque sea innecesario quiero decir que al proponerles ese proyecto de resolución no es nuestra intención colocar a las delegaciones en una situación incómoda. Pero para decirlo en los términos más sencillos tenemos el deber de exigir justicia para Cuba y para su pueblo y de reclamar la necesaria solidaridad para alcanzarla. Y ese deber lo cumpliremos consecuentemente en esta Asamblea y en otras instancias internacionales.

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Son muchos los gobiernos, las instituciones y las personas que en todo el mundo han reclamado el fin del bloqueo

Todos sabemos la naturaleza exacta de los obstáculos que enfrenta la Asamblea para tomar una decisión justa sobre este problema. Nada tiene que ver con interpretaciones jurídicas o disquisiciones semánticas.

El verdadero "argumento", el único "argumento" del gobierno de Estados Unidos está en este papel que muchos de ustedes conocen. Tengo varios ejemplares procedentes de diferentes capitales. Voy a leer el párrafo que contiene el único y verdadero "argumento" yanki:

En vista de vuestras relaciones con ellos, apreciaríamos que se dirigieran a los cubanos en un esfuerzo por lograr que retiren la resolución. Los cubanos debieran entender que su insistencia en que ustedes los apoyen, amenaza vuestras buenas relaciones con los Estados Unidos. El Congreso y el pueblo norteamericano estarán observando muy cuidadosamente este importante asunto.*

Sabemos a cuántos lugares del planeta ha llegado esta clara y directa amenaza que muestra el total irrespeto de Washington por la dignidad y la soberanía de otras naciones. Sabemos lo que han dicho en algunas capitales ciertos enviados especiales. Sabemos la grosera impertinencia que han usado en algunas entrevistas incluso con jefes de Estados de repúblicas independientes a las que intentan tratar como si fueran posesiones coloniales. Sabemos además que, en más de un caso, al lenguaje amenazante han unido suspensiones de créditos, proyectos bilaterales interrumpidos y otras medidas de presión y represalia. Sobre todo esto también tenemos pruebas documentales que por ahora preferimos no divulgar.

¿Pero es que acaso hace falta más?

Los cubanos debieran entender que su insistencia en que ustedes los apoyen amenaza vuestras buenas relaciones con los Estados Unidos. El Congreso y el pueblo norteamericanos estarán observando muy cuidadosamente este importante asunto* En su empeño por impedir la necesaria acción de la comunidad internacional, el gobierno de Estados Unidos se ha lanzado a una frenética y desmesurada campaña de intimidación, amenazas y presiones. En esas circunstancias le resultaría muy difícil a esta Asamblea ejercer cabalmente sus responsabilidades, analizar objetivamente Page 11 el proyecto de resolución, que cada cual adoptase respecto a él las posiciones que juzgara pertinentes con entera libertad y sin temor a ninguna represalia.

Cuba cree profundamente en la solidaridad internacional. La reclama para su pueblo porque ahora la necesita. Pero esos mismos sentimientos, incluso en esta hora preñada de riesgos para nuestro país, nos obliga a la solidaria comprensión hacia las dificultades que otros se verían injustamente obligados a afrontar por mantener una posición digna en este tema.

Por ello, señor Presidente, quiero comunicar oficialmente que mi delegación ha decidido no insistir en que se someta a votación el proyecto de resolución contenido en el documento 1/20 en el actual período de sesiones de la Asamblea General y que la decisión respecto a él se posponga para el próximo período de sesiones.

Son muchos los gobiernos, las instituciones y las personas que en todo el mundo han reclamado el fin del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba. Confiamos en su solidaridad. Confiamos en que sus esfuerzos se multiplicarán y se harán más poderosos y contribuirán a crear condiciones apropiadas para que la Asamblea General pueda tomar una decisión justa el próximo año.

Señor Presidente:

No podría concluir mi declaración sin esclarecer un punto sobre el cual se ha querido sembrar la confusión. Se ha intentado explicar el bloqueo como un producto de la guerra fría y la confrontación que antaño prevalecía entre dos bloques que fueron antagónicos.

El bloqueo no es un producto de la guerra fría

La verdad histórica está al alcance de cualquiera. Basta leer las autobiografías de los ex presidentes Eisenhower y Nixon para comprobar que desde las primeras semanas posteriores al triunfo de la Revolución Cubana el gobierno de Estados Unidos inició su hostilidad contra mi país. La adopción de la Ley de Reforma Agraria el 17 de mayo de 1959, encontró la terca e inadmisible oposición de Washington que comenzó a aplicar desde entonces las primeras medidas de la guerra económica que todavía lleva a cabo contra Cuba. Eso ocurrió meses antes, muchos meses antes, de que en Cuba se hubiera tomado la primera medida de orientación socialista o que hubiéramos restablecido relaciones con la Unión Soviética.

Las verdaderas motivaciones de Estados Unidos respecto a Cuba las conoce cualquier estudiante de nivel medio.

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En 1808, diez años antes del nacimiento de Carlos Marx, Estados Unidos trató de obtener de España que le cediera lo que entonces era su colonia.

En 1823, 25 años antes de la publicación del Manifiesto Comunista, Estados Unidos inventó la llamada teoría de la "fruta madura" según la cual Cuba, cuando se separase de España debería ser necesariamente incorporada a Norteamérica.

En 1898, 5 años antes de la fundación del Partido Bolchevique, Estados Unidos intervino en nuestra guerra de independencia para frustrarla e imponernos cuatro años de ocupación militar.

En 1901, 16 años antes del triunfo de la Revolución Socialista de Octubre en Rusia y mientras ocupaba militarmente la isla, Estados Unidos impuso una enmienda a la Constitución cubana por medio de la cual la despojó de una parte de su territorio que todavía usurpa en Guantánamo y se arrogó el "derecho" de intervención respecto a Cuba.

Varias décadas antes del comienzo de la llamada "guerra fría" Estados Unidos envió nuevamente, en más de una oportunidad, sus tropas de ocupación, depuso e instauró gobiernos e intervino de varios modos en los asuntos internos del país hasta que Cuba conquistó su plena independencia el primero de enero de 1959.

La revolución no la importamos los cubanos de ninguna parte. Ella es el fruto de su brega más que centenaria.

Quienes iniciaron, el pasado siglo, la larga lucha de nuestro pueblo por su independencia tuvieron que hacerlo en circunstancias todavía mucho más difíciles. Ellos escogieron como símbolo más alto de la Patria que querían fundar la bandera de la estrella solitaria, que representaba la soledad de un pequeño país que tuvo que pelear contra el colonialismo solo, sin aliados, en su reducido espacio insular, durante 30 años. Pero representaba igualmente la inconmovible voluntad de un pueblo que jamás claudicaría, que jamás renunciaría a su independencia, que jamás traicionaría sus principios.

Que nadie se confunda. Los cubanos de hoy enarbolan la misma bandera y la sabrán defender con la misma apasionada firmeza que sus antepasados. Al resistir y defender su Revolución los cubanos defendemos no sólo la sociedad digna y justa que pese a todas las adversidades seguiremos edificando, no sólo defendemos nuestra sociedad sin mendigos, sin analfabetos, sin desamparados, nuestra sociedad con escuelas y hospitales y justicia y dignidad para todos, defendemos también la patria definitiva y finalmente liberada, la patria que nadie, jamás, nos podrá arrebatar.

Muchas gracias

'Traducción (no oficial)

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