Sobre el bloqueo norteamericano contra Cuba y la Base Naval de Guantánamo

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DECLARACIÓN DEL 4to. CONGRESO DE LA UNION NACIONAL DE JURISTAS DE CUBA

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Aprobada por aclamación,

La Habana 26 de enero de 1995

Año del Centenario de la Caída de José Martí

Cuba tiene que estar ligada a Estados Unidos por vínculos especiales; dichos vínculos podrían ser orgánicos o convencionales . . .

afirmaba el 5 de diciembre de 1899 el entonces presidente de los Estados Unidos, William McKinley, expresando así diáfanamente, los deseos e intenciones de siempre de los círculos de poder del coloso del Norte para con su pequeño vecino del Sur.

De esta forma, cualquier intento libertario, aspiración de justicia y progreso de la nación cubana devendría para el imperialismo norteamericano en amenaza para su seguridad nacional y los que en Cuba aspirasen a las verdades evidentes inscritas en la Declaración de Independencia de 1776, de «que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad» serían considerados enemigos, no sólo de los EE. UU. , sino de todo el hemisferio.

El conflicto, más que diferendo, que enfrenta por una parte a la nación cubana que lucha por su existencia y por otra, al imperio del Norte es, en esencia, eso; los intentos de los círculos gobernantes estadounidenses de poseer a Cuba, aspiración manifestada ya en 1803, y la voluntad corajuda de un pueblo pequeño de hacer libre y próspera a su Patria.

Los tiempos de hoy no son, como sentenciara José Martí, quien lo probara con su muerte cien años atrás, para acostarse con el pañuelo a Page 17 la cabeza, sino con las armas de almohada para velar por la independencia y soberanía conquistadas al fin en la mañana de enero de 1959.

El pecado cometido por Cuba ese 1º de enero tenía que expiarlo con creces, los sueños de crear una sociedad justa y libre como garantía de la independencia nacional no podían ser permitidos, ese grave delito debía ser severamente castigado.

El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba, la más grave de las múltiples formas de agresión ensayadas contra nuestro país, si bien formalmente se implanta el 7 de febrero de 1962, ya comienza a implementarse desde 1959 cuando se aplican medidas dirigidas a socavar puntos vitales de la economía cubana y otras se inscriben en la Ley de Asistencia Extranjera en su Sección 620 de 1961, cuando dispone que no se le suministrará ninguna asistencia al actual gobierno de Cuba.

Esta política, si el término es aplicable a la guerra prolongada iniciada por EE. UU. contra la isla, al nacer del país un gobierno genuino encabezado por Fidel Castro, encontró acabada expresión en el «Acta para la Democracia en Cuba» en 1992, aberración jurídica por la que el Congreso estadounidense dictó una disposición legislativa para regular cuestiones de la competencia de un estado soberano como si este formara parte de la unión norteamericana.

Sin sonrojarse, los poderes legislativos y ejecutivos valoran a un gobierno extranjero, califican sus actos internos a contrapelo del principio de la soberanía, fundamento del Derecho Internacional Contemporáneo.

Con el irrespeto a las reglas de la convivencia internacional que ha caracterizado siempre su actuación, el estado norteamericano median- te la enmienda antes mencionada, declara que procura el cambio del régimen cubano mediante «la aplicación de sanciones a Cuba», las que se hacen depender de que el Estado cubano cumpla los requisitos que dispone Estados Unidos, en abierta contradicción con el principio de la igualdad soberana, consagrado en el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas.

El bloqueo es la aplicación unilateral de medidas coercitivas de carácter económico y comercial que afectan el libre desarrollo del comercio internacional en violación de las obligaciones contraídas de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional; es en realidad, una red hostil de medidas dirigidas a derrocar el sistema político social existente en Cuba para sustituirlo por otro del agrado de los EE. UU.

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Con el bloqueo se trata de forzar a la población cubana al hambre, a la desesperación, provocar disturbios y justificar con ello la intervención militar.

Se trata de un acto ilegítimo, ilegal, contrario a la norma internacional pues el orden mundial está esencialmente constituido por el respeto a la personalidad, soberanía e independencia de los estados y todo estado, tiene derecho a elegir sin injerencias externas, su sistema político, económico y social y a organizarse en la forma que más le convenga.

Por ello, no puede demandarse del estado cubano la modificación del sistema político que el pueblo de Cuba se ha dado en uso del derecho a la autodeterminación a cambio del levantamiento del bloqueo; pues ese actuar coloca un signo de igual entre un delito internacional y un acto legítimo, pues sólo a los cubanos compete decidir si hacen cambios o si mantienen el régimen que se han dado. Exigir cambios para eliminar el bloqueo es una violación más del Derecho Internacional, pues es interferir en los asuntos internos de Cuba y coadyuvar a que el bloqueo estadounidense logre su objetivo; imponer desde el exterior a la nación cubana una voluntad ajena.

Cuba es el único país del mundo sometido a un bloqueo, acto de guerra, por más de treinta años, no sólo ilegal sino también una afrenta moral y una flagrante y sistemática violación de los Derechos Humanos de todo un pueblo para aislarlo, someterlo a la penuria y el hambre y desestabilizarlo.

Si el bloqueo de Estados Unidos es un Himalaya sobre las espaldas del país, la ocupación de una porción del territorio nacional es un puñal clavado en el costado de la Patria.

Resultado de la tristemente célebre Enmienda Platt, la Base naval que en Guantánamo instalaron los norteamericanos a partir de 1903, es la expresión más directa de los «vínculos especiales» entre Cuba y los Estados Unidos a los que hacía referencia el presidente McKinley.

La Enmienda Platt cercenaba la independencia de Cuba y entre otros aspectos, obligaba a Cuba a vender o arrendar a los EE. UU., tierras para carboneras o estaciones navales en puntos que se «convendrán con el presidente» norteamericano.

El acto de fuerza de la imposición de una enmienda a una ley estadounidense a la Constitución de un estado que debía surgir, dio origen a la Base, lo que prueba su ilegitimidad e ilegalidad.

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Tal y como dijera el patriota Manuel Sanguily, el vecino del Norte subrogó a nuestra antigua metrópoli española y en virtud de esto fue suscrito el 16 y el 23 de febrero de 1903 el Tratado Permanente.

El consentimiento es la base de toda obligación jurídica internacional y en este caso, el consentimiento fue arrancado por la fuerza y la coacción lo que lo hace nulo.

A esto hay que añadir la causa y el objeto y según reza la Enmienda Platt es «poner a los Estados Unidos en condición de mantener la independencia de Cuba» y de conformidad con el Tratado de Reciprocidad de 1934 se trata de «el deseo de fortalecer los lazos de amistad entre los dos países».

Conforme a la letra de esos tratados, los norteamericanos arrendaron el territorio para estaciones navales y carboneras, pero resulta que el arrendamiento es siempre de carácter temporal por lo que deviene en un absurdo jurídico que el propietario de una cosa arrendada no pueda recobrar en ningún momento la posesión y aprovechamiento de lo cedido.

La Base es una anomalía, los constituyentes de 1901 carecían de poderes para legislar en materia de relaciones bilaterales ya que el mandato otorgado se refería sólo a elaborar una Constitución.

El cambio sustancial de las circunstancias es otro argumento a alegar para demandar la devolución del territorio ocupado. Esta cláusula consiste en considerar ineficaz, inaplicable o nulo un tratado cuando varían de tal modo las circunstancias en cuya virtud se concertó, que puede estimarse que de coincidir éstas con el momento de producirse el acuerdo, éste no se hubiese celebrado.

La Cuba que fue obligada a concertar este tratado era una neocolonia estadounidense y la posterior evolución, en particular, el triunfo revolucionario en enero de 1959, la ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos estados, la constante hostilidad norteamericana contra Cuba, son elementos más que suficientes para aplicar la cláusula antes mencionada.

La Base Naval de Guantánamo es además, un factor potencial para una operación de agresión en gran escala de las Fuerzas Armadas yanquis contra Cuba. Por ello, en interés de la seguridad cubana y de la paz, es indispensable su desmantelamiento y devolución a su legítimo dueño, el pueblo de Cuba.

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Desde el punto de vista militar para la estrategia de defensa de los Estados Unidos, la Base Naval de Guantánamo es totalmente obsoleta y no desempeña papel alguno, lo que se demuestra con la utilización de ese enclave militar como instalación para ubicar personas que han intentado emigrar de Cuba y Haití, lo que constituye una abierta violación de su status y de los ilegales acuerdos en que Estados Unidos basan su ocupación. La utilización de la Base para estos fines es, como han dicho altos oficiales cubanos, una confesión abierta de que esa instalación, en las actuales condiciones, carece de importancia militar para la seguridad nacional de los Estados Unidos.

La demanda de la devolución del territorio que ocupa la base no sólo es un reclamo unánime de Cuba, sino también un clamor de la opinión pública mundial.

En las difíciles circunstancias del bloqueo económico, comercial y financiero estadounidense, la desaparición de sus más importantes socios comerciales y aliados, de ofensiva de las ideas del capitalismo neoliberal, de la transformación de la bipolaridad al establecimiento de una potencia hegemónica con un mundo unipolar, de los intentos de desacreditar la imagen del país, elemento de su seguridad nacional, al amparo de diversas campañas, incluidas las de los derechos humanos, para presentar al país donde no sólo hay grandes logros en los derechos socioeconómicos, sino incomparables en los denominados derechos y libertades individuales, como flagrante y sistemático violador de éstos, la nación cubana lucha, sobrevive y labra su porvenir, convencida de que las justas ideas del socialismo, flameadas ante el mundo como la bandera mística del juicio final a un escuadrón de acorazados.

El pueblo cubano y con él sus juristas, encabezados por el abogado del Moneada y el Granma, de la Sierra y enero, de Girón y Octubre, por el abogado de siempre, proclaman con su héroe nacional: ¡Antes de cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la Patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila!

!PATRIA O MUERTE!

!VENCEREMOS!

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