Palabras pronunciadas por Dra. Olga Mesa Castillo al terminar la sesión abierta dedicada a conmemorar el XXX Aniversario de la promulgación y puesta en vigor del Código de Familia de Cuba (14 de febero -8 de marzo de 1975), acto convocado por la Sociedad Cubana de Derecho Civil y Familia de la Unión Nacional de Juristas de Cuba y la Federación de Mujeres Cubanas el 7 de marzo de 2005

AuthorDra. Olga Mesa Castillo
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Hemos tenido todos los aquí presentes, el gusto de escuchar las bellas, acertadas y patrióticas palabras de los compañeros Dra. Mayda Álvarez, Directora del Centro de Estudios de la Mujer de la FMC, y del Ms C. Luis L. Palenzuela Páez, Vicepresidente de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y Familia y podríamos decir que ya no queda nada por agregar; sin embargo quisiera referirme a esta fecha desde otra valoración.

El Código de Familia de Cuba, para su época, en la década de los años setenta (fue el tercer Código de Familia independizado del Código Civil del Continente latinoamericano: primero lo fue el de Bolivia en 1972 y el de Costa Rica en 1973) tuvo el privilegio de ser el primer Código de Familia que respondía a una sociedad socialista y a una verdadera revolución social. Sus instituciones, las universales instituciones del Derecho de Familia, fueron reguladas con una concepción verdaderamente progresista y fueron punto de referencia de un tratamiento jurídico de avanzada para el contexto iberoamericano. Así, su concepto de matrimonio Page 120 fue copiado por otras legislaciones, aunque sin darle la misma connotación que tiene para Cuba. El divorcio sin culpabilidad, es ahora la tendencia a nivel de Derecho comparado y aún se alega la conveniencia de eliminar las causales pre-establecidas, como lo hicimos desde 1975. La tutela de autoridad judicial, dejando a un lado el sistema de tutela familiar, es ahora la novedad del Derecho de Familia para algunos países y nuestro singular tratamiento a la unión de hecho ha marcado pautas para todo el Derecho de Familia de Iberoamérica.

Estos son, entre otros, logros irrebatibles de nuestro Código de Familia. . . Pero bien, ha pasado demasiado tiempo desde su puesta en vigor; en treinta años la humanidad ha tenido avances tecnológicos, como la implementación de las técnicas de reproducción humana asistida, que influye en la filiación, se ha aprobado una Convención Internacional de los Derechos del Niño, con una nueva doctrina de la protección integral del niño y de la niña, a los que ahora se valoran como sujetos de Derecho, se han introducido nuevas figuras jurídicas para la institución de la patria potestad, como la patria potestad prorrogada y la patria potestad excluida y nuevas o renovadas instituciones de guarda y protección para menores, personas de la tercera edad, incapacitados y discapacitados, entre otras novedades.

A todo este avance que ha acontecido en tres décadas en el Derecho de Familia a nivel internacional, está ahora ajena Cuba, por no haberse actualizado su Código de Familia. Y no se trata de que la Organización de masas que agrupa a casi cuatro millones de mujeres cubanas y la Sociedad Científica de la Unión de Juristas de Cuba que han convocado esta tarde a esta conmemoración, hayan permanecido inactivas; muy por el contrario se han preocupado y ocupado, como antes lo hicieron otras instancias, de trabajar en proyectos de Código redactados con la colaboración de especialistas, operadores jurídicos y expertos, después discutidos los ante-proyectos en todas las esferas posibles, pero el texto final al que se arriba y eleva suele ser una y otra vez postergado en su discusión, por último hasta en la Asamblea Nacional. Siempre habrá algo más importante que discutir: los complejos problemas internacionales, la situación de la defensa del país, la lucha contra la droga, los problemas de la economía, entre otros, va lamentablemente relegando su aprobación un año tras otro.

También nos hemos ocupado del perfeccionamiento de esta materia en el sentido procesal, proponiendo una ley de procedimiento familiar y Page 121 una jurisdicción propia para el Derecho de Familia, con la creación de Salas de Familia en los Tribunales de Justicia, propuesta que enfrenta en otro nivel, la postergación y la reticencia de algunos juristas, pues nunca llega el momento oportuno para su concreción.

Queridos compañeros, solo digo que la desprotección de los derechos en el ámbito más reducido de la familia, que puede fomentar familias disfuncionales, incide en la sociedad toda. No hay sociedad sana, si no lo es también la familia, como célula elemental que es de la sociedad.

Por último en esta tarde quiero recordar a cada uno de los juristas que participaron en la Comisión de Asuntos Jurídicos que gestó el Código de Familia de Cuba en el año 1975, casi todos ya fallecidos y ninguno de ellos traidor a esta Patria. Comenzando por el siempre recordado Blas Roca Calderío, el más jurista de todos, aunque no tuviera ese título profesional que tanto aportó a las instituciones del Derecho de Familia cubano, el Dr. Raúl Gómez Treto, fallecido en 1992, lúcido jurista y Presidente por excelencia de esta Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia, en todos los tiempos, Abelardo Rodríguez Fonseca, profesional cabal y oportuno, también en los debates del primer proyecto de nuevo Código de Familia coordinado por el Ministerio de Justicia en los años ochenta, lamentablemente ya fallecido, Daniel Peral Collado, el viejo profesor de Derecho de Familia de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, cuya desaparición física dolió tanto a alumnos y profesores, Mario Ugidos Rivero juez que fuera de ímproba conducta y acertado juicio, Carmina Placeres Brito, que tuvo la labor de concordar y actualizar el último ejemplar del Código en 1987, fallecida hace sólo unos meses, Carlos Olivares jurista tan destacado y aún vivo, pero enfermo, Armando Torres Santrayl, vivo aunque enfermo y cuyo hijo Armando Torres lo representa en este acto, el Dr. Vicente Rapa Álvarez, distinguido civilista, presente en esta sala, al que tanto agradecemos que nos acompañe. Y por último no queremos olvidar al excelente compañero que mecanografió el texto jurídico, en época en que no había computadora, al mecanógrafo Ernesto Peláez vivo por suerte, pero seriamente afectado de la vista.

¡A todos nuestro más sentido homenaje y nuestro más profundo agradecimiento!

Y a ustedes que respondieron a esta sensible convocatoria y que nos han honrado con su presencia, infinitas gracias.

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