Premio Nacional de Derecho Carlos Manuel de Céspedes 2013
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La Unión Nacional de Juristas de Cuba otorga anualmente el Premio
Nacional de Derecho Carlos Manuel de Céspedes, con el propósito de
reconocer la vida y obra de aquellos juristas que han sobresalido por una
destacada ejecutoria profesional, valores éticos y aportes al desarrollo del
Derecho en el país desde la práctica profesional, la docencia o las
investigaciones, y que con su labor han contribuido a dignificar el ejercicio
de la profesión.
Las propuestas se realizan desde la base, los capítulos provinciales de las
sociedades científicas, las juntas directivas provinciales y las directivas
nacionales de las sociedades.
TEXTO DEL ACUERDO
La Junta Directiva Nacional de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, en su
reunión del pasado 18 de enero de 2014, acordó por unanimidad otorgar el
Premio Nacional de Derecho correspondiente al año 2013 al Comandante en
Jefe Fidel CASTRO RUZ en ocasión de conmemorarse el 60 aniversario de
La Historia me absolverá, su alegato de autodefensa, que ha trascendido los
cercos del espacio y el tiempo, al tratarse de un documento de denuncia; de
ética política revolucionaria; pieza jurídica sin fisuras, que constituyó el
programa de acción de la lucha revolucionaria, de movilización de las
masas, y que contribuyó como ningún otro al triunfo insurreccional
concretado en el desembarco del Granma, la lucha en la Sierra y el llano, y
que trajo consigo la victoria del 1ro de enero de 1959.
Nuestro querido Comandante, líder histórico de nuestra Revolución, quien
nos enaltece con ser fundador y Presidente de Honor de nuestra
Organización, es el más digno y genuino ejemplo de lo que deben ser los
profesionales del Derecho.
Por estas razones y muchas más que harían interminables estas palabras, en
ocasión de conmemorarse el 140 aniversario de la caída en combate del
Padre de la Patria, honra a la Unión Nacional de Juristas de Cuba otorgar al
Comandante en Jefe el Premio Nacional de Derecho Carlos Manuel de
Céspedes y para que llegue a sus manos, la Presidenta de nuestra
Organización hace entrega del diploma acreditativo al comandante José
Ramón MACHADO VENTURA.
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Palabras de homenaje al Comandante en Jefe Fidel CASTRO RUZ
pronunciadas por Migdalia VELÁZQUEZ PÉREZ, presidenta de la
Unión Nacional de Juristas de Cuba, en el Acto Solemne en el
que se le otorgó el Premio Nacional de Derecho Carlos Manuel
de Céspedes 2013.
27 de febrero de 2014
Aula Magna del Colegio Universitario de San Gerónimo de La Habana
Esta tarde de homenaje, se escuchan en el aire y palpan en el tiempo el
estampido de los disparos, la húmeda espesura del follaje en la Sierra Maestra
y los ardimientos de dos hombres fundadores de nuestra historia.
Ciento cuarenta años atrás, un 27 de febrero como es hoy, el Padre de la Patria,
el insigne Carlos Manuel DE CÉSPEDES, cayó en combate en San Lorenzo,
rubricó así con su sangre, la nobleza de los ideales que inspiraron su vida,
aquellos que enarboló el 10 de octubre de 1868, cuando dio inicio a las luchas
por nuestra independencia y contra la esclavitud de los hombres en esta tierra.
Sus estudios de Derecho y el ejercicio de la profesión avivaron en él la llama por
la búsqueda de la libertad y la justicia. Fueron los mismos ideales que casi cien
años después encendieron el alma del joven Fidel CASTRO RUZ y lo llevaron a
los firmes de la Maestra para defender, con su fusil de mira telescópica al hombro,
los derechos de soberanía y equidad social del pueblo de Cuba.
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Rebelde con causa, así se reconocía Fidel en tiempos estudiantiles, esa
visión de sí mismo se ajustaba a la verdad. Nunca fue un alumno
indisciplinado, pero sí un defensor beligerante, primero de la dignidad
propia, y luego de la de sus compañeros.
Fidel era un niño el día de su primera y justa rebelión, cuando se negó a hacer lo
que le mandaban para que se cumpliera de una buena vez, la amenaza reiterada
de enviarlo interno al colegio francés de los Hermanos La Salle, algo que él
presentía sería su gran oportunidad de liberación. Y de veras lo fue. Luego
sobrevinieron otras insubordinaciones, cada vez que sintió que se cometía con
él o con alguno de sus condiscípulos, una injusticia.
Fue como estudiante de Derecho en la Universidad de La Habana que se hizo
revolucionario y recibió el legado de los próceres juristas de la Patria: Céspedes,
Agramonte, nuestro Héroe Nacional José Martí.
Hace pocos días, el estimado Frei BETTO afirmaba que el socialismo es el
nombre político del amor, pero yo recuerdo que alguna vez lo dijo también
de la Revolución Cubana y de su líder histórico el Comandante en Jefe
Fidel CASTRO RUZ.
Solo alguien inspirado en un profundo amor por los seres humanos y dentro de
ellos, por quienes más lo necesitan: los pobres, los desposeídos, los
ninguneados, los pataenelsuelo, los olvidados de siempre en las sociedades
capitalistas de este mundo estremecido, puede imponerse a sí mismo una vida
de perenne lucha, de desafío al acoso, de optimismo irredento.
Una sensibilidad por el otro que Fidel heredó de los padres humildes y de la
casa de Birán, una sensibilidad alimentada por los jesuitas que forjaron el
carácter y una vocación Ignaciana por el sacrificio, una sensibilidad ilustrada
por los estudios superiores en Jurisprudencia que concedieron las herramientas,
el conocimiento necesario para las batallas que habría de librar para bien de
Cuba, y de la humanidad en la arena internaciona l.
El recuento ha de ser breve y habrá que mencionar a vuelo de colibrí por lo
inquieto y fugaz, una vida como abogado de los humildes, como defensor
de las mayorías.
En la Universidad se inició en esas lides como Quijote que desafiaba los palos,
las piedras y las balas en las manifestaciones a favor del adecentamiento de la
vida universitaria primero y de la nación después, y luego, ya diplomado, como
abogado defensor casi invariablemente de quienes no tenían dinero para pagar.
Como sucedió en el caso de los vecinos de La Pelusa, habría que decir que los
defendió más que con argumentos técnicos, con la denuncia pública
demoledora, con la verdad como estandarte.
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Fue también en esos primeros años de ejercicio profesional en el Bufete de
Tejadillo No. 57, que colocado entre la ética y los jugosos honorarios que
podría ganar al intervenir en un litigio familiar, donde conocía de cerca a las
partes y tenía amistad de viejo tiempo con ellas, se excusó de intervenir y
declinó la posibilidad de ejercer como abogado a favor de una de estas.
Demostró así un olímpico desprecio por el dinero, por la ganancia, y una alta
valoración por la limpidez de espíritu y de conciencia.
De aquella época regresan a la memoria tantas causas justas que defendió: la de
los estudiantes de Cienfuegos, por la cual lo llevaron como acusado al Tribunal
de Urgencia de Santa Clara, donde protagonizó su primera autodefensa a partir
del estudio con ahínco en la madrugada del “Yo Acuso” de Emile Zolá por el
conocido caso Dreyfus, en Francia. Sus palabras resonaron en la Sala, pero no
para quitarse culpas de sobre los hombros, sino para denunciar el atropello, la
injusticia imperante en aquella sociedad de violencia cotidiana.
Plantó juicio a la Compañía Telefónica –de hecho de propiedad norteamericana,
aunque se autotitulara cubana– a favor de los clientes y contra el aumento de
las tarifas. El 10 de marzo de 1952, día del golpe de Estado, Fidel tuvo que
pasar de inmediato a la clandestinidad porque de la noche a la mañana
resultaban nombrados por BATISTA, en importantes puestos de la Policía en La
Habana, el teniente Rafael CASALS y Rafael SALAS CAÑIZARES, a quienes
como abogado, pedía 30 años de cárcel por la muerte del obrero Carlos
RODRÍGUEZ, en representación de la madre de esa víctima de la represión
policial: Justa RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ.
¡Revolución No, zarpazo! Fue la encendida acusación que escribió contra el
golpe de Estado de BATISTA. El 24 de marzo, apenas unos días después, el
doctor Fidel CASTRO RUZ presentó formalmente, ante el Tribunal de Urgencia,
su denuncia contra el madrugonazo en Columbia. La postura de Fidel fue una
acción audaz registrada por un documento jurídico para la historia de Cuba.
Afirmaba: “Si frente a esa serie de delitos flagrantes y confesos de traición y
sedición no se le juzga y castiga ¿cómo podrá después ese tribunal juzgar a un
ciudadano cualquiera por sedición o rebeldía contra ese régimen ilegal,
producto de la traición impune?”. Y continuaba: “Si es así, dígase cuanto antes,
cuélguese la toga, renúnciese al cargo; que administren justicia los mismos que
la legislan, los mismos que la ejecutan, que se siente de una vez un cabo con
una bayoneta en la sala augusta de los magistrados”. Y concluía: “No cometo
falta alguna al exponerlo así con la mayor sinceridad y respeto; malo es callarlo,
resignarse a una realidad trágica, absurda, sin lógica, sin normas, sin sentido, sin
gloria ni decoro, sin justicia”.
Aquel fue el preludio de La Historia me absolverá, alegato donde denunció los
crímenes, perfiló la triste y dramática realidad cubana de entonces y proyectó el
programa revolucionario que habría de realizarse cuando triunfaran en Cuba la
razón, la esperanza y la posibilidad de construir la República martiana que
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tuviera como primera ley el culto de los cubanos a la dignidad plena del
hombre.
En tiempos de guerrilla, en los primeros años tras el triunfo de enero, y luego a
lo largo de nuestra historia reciente hasta los días que corren, el Comandante
ejerció como abogado, con una diáfana claridad de lo que correspondía en
términos de derechos al pueblo de Cuba y también a los de Nuestra América y
el mundo. Ejemplos cimeros, por solo citar algunos, son su contribución
determinante:
– a la Ley de Reforma Agraria en 1959;
– al proceso de institucionalización revolucionaria;
– a la declaración del bloqueo norteamericano contra Cuba como acto de
genocidio; y
– a la definición del carácter irrevocable de nuestro Socialismo por parte
de nuestra Constitución.
No podrá olvidarse nunca que fue Fidel quien primero denunció
internacionalmente, tras los bombardeos de la OTAN a Kosovo, que también
se bombardeaba así y se hacía polvo todo el Derecho Internacional.
Profundos sentimientos de humanidad, apego a la ley, y una adhesión
vehemente a la real participación democrática popular, guiaron de forma
invariable las luchas que lideró y las que aún hoy libra desde su cotidiana
entrega.
El respeto por los adversarios, la solidaridad con los heridos, la honorabilidad
en la conducta hacia los subordinados, su esmero en ser justo –no solo en los
procederes, sino hasta en el juicio histórico acerca de las personas–, la
delicadeza con los descendientes de los traidores, la magnanimidad ante los
derrotados, la preocupación por el destino de todos, fueron y siguieron siendo
principios de su concepto y ejercicio del Derecho.
Fidel es el humano que más piensa en los humanos sin derechos, es el ser
humano más humano que nos puebla en este Archipiélago que somos en el
cruce de los vientos y los mares, es uno de los seres que más se desvela y lucha
hoy por el futuro de la humanidad.
Sesenta años atrás desafió a la ignominia, dijo enérgicamente: “Condenadme,
no importa, la Historia me absolverá”. Llevaba entonces en el corazón, las
doctrinas del Maestro, hijo de sus enseñanzas, ha hecho de su vida una vida
para los demás al seguir al pie de la letra, aquella idea fulgurante del Apóstol:
haber servido, obliga a seguir sirviendo.
Muchas gracias.
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NOTA DE PRENSA
UNIÓN NACIONAL DE JURISTAS DE CUBA
OTORGADO PREMIO NACIONAL DE DERECHO CARLOS MANUEL
DE CÉSPEDES 2013 AL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ
La Unión Nacional de Juristas de Cuba otorga anualmente el Premio
Nacional de Derecho Carlos Manuel de Céspedes, con el propósito de
reconocer la vida y obra de los juristas que han mantenido una destacada
trayectoria profesional, en la docencia, las investigaciones o el ejercicio de
la profesión.
La Junta Directiva Nacional de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, en su
reunión del pasado 18 de enero de 2014, acordó por unanimidad otorgar el
Premio Nacional de Derecho correspondiente al año 2013 al Comandante en
Jefe Fidel CASTRO RUZ en ocasión de conmemorarse el 60 aniversario de
La Historia me absolverá, su alegato de autodefensa, que ha trascendido los
cercos del espacio y el tiempo, al tratarse de un documento de denuncia; de
ética política revolucionaria; pieza jurídica sin fisuras, que constituyó el
programa de acción de la lucha revolucionaria, de movilización de las
masas, y que contribuyó como ningún otro al triunfo insurreccional
concretado en el desembarco del Granma y la lucha en la Sierra y el llano,
que trajo consigo la victoria del 1ro de enero de 1959.
Nuestro querido Comandante, líder histórico de nuestra Revolución, quien
nos enaltece con ser fundador y Presidente de Honor de nuestra
Organización, es el más digno y genuino ejemplo de lo que deben ser los
profesionales del Derecho.
El Acto Solemne donde se entregará formal y públicamente el premio se
realizará el día 27 de febrero a las 2:00 p.m., en el Aula Magna del Colegio
Universitario San Gerónimo de La Habana, con la presencia de distinguidas
personalidades del Derecho y de la intelectualidad cubana, en ocasión de
conmemorarse el 140 aniversario de la caída en combate del Padre de la
Patria en San Lorenzo.
Este premio se instituyó por primera vez en mayo de 2005 en el VI Congreso
de la UNJC y en esa ocasión, por única vez, se otorgó postmortem al
Dr. Miguel D´ESTÉFANO PISSANI. En el año 2006, fue premiada la Dra.
Olga MIRANDA BRAVO; en 2007, el Dr. Julio FERNÁNDEZ BULTÉ; en 2008,
el Dr. Eduardo LARA HERNÁNDEZ; en 2009, la Dra. Olga MESA CASTILLO;
en 2010, el Dr. Renén QUIROZ PÍREZ; en 2011, el Dr. Juan ESCALONA
REGUERA, y en 2012, el Dr. Rodolfo DÁVALOS FERNÁNDEZ.
Junta Directiva Nacional
Unión Nacional de Juristas de Cuba
24 de febrero de 2014
