La usura impagable e incobrable

AuthorDr. Juan Vega Vega
PositionDoctor en Ciencias Jurídicas
Pages138-155

(Tomado del libro: La deuda externa. Delito de usura internacional, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1997, págs. 123 a la 142)

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Imperialismo y neocolonialismo en el siglo XX

Ha sido Fidel CASTRO quien vio primero que nadie y con más profundidad que nadie que el endeudamiento actual de los países del Tercer Mundo, sencillamente, no tiene otra salida que la condonación sin condiciones. Pero aún más: mantuvo que si no desaparece el intercambio desigual, si no se llega a relaciones económicas equitativas entre los países desarrollados y los subdesarrollados del capitalismo - lo que significa el definitivo entierro del imperialismo usurario - la situación de crisis actual se repetirá en el futuro, aunque se llegara al acuerdo de borrar totalmente la deuda externa actual del Tercer Mundo.

¿Y cómo llegó la usura internacional a adquirir esos caracteres, únicos en la historia, de impagable e incobrable? A causa del desarrollo alcanzado por el neocolonialismo a partir de la Segunda Guerra Mundial y de las contradicciones entre potencias imperialistas, así como por otras circunstancias particulares de la última década.

Como se ha dicho por L. KLOCHKOVSKI, en su obra Neocolonialismo económico1 el sistema colonial del imperialismo constituía una forma definida, históricamente concreta y transitoria, de un fenómeno más amplio y permanente, inherente a las sociedades antagónicas: el colonialismo. La liberación de las colonias que se produjo en cuanto a América Latina durante el pasado siglo y en cuanto a Asia y África - y también ciertas regiones de América - fundamentalmente a partir de la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial, no significó que desapareciera totalmente el colonialismo pues continuaron vigentes muchas variadas formas de dependencia económica entre las antiguas metrópolis y sus ex colonias. El neocolonialismo es un sistema de medidas políticas, ideológicas y económicas, primordialmente, y secundariamente militares, mediante las Page 139 cuales las antiguas potencias colonialistas continuaron la explotación de las naciones liberadas. Entre esas medidas se encontraban las actividades usurarias. De este modo el imperialismo ha luchado por conservar su poderosa influencia en los países del Tercer Mundo.

Cuando examinemos los préstamos como parte del conjunto de medidas neocolonialistas, no debemos dejarnos engañar porque a veces la actividad prestataria haya adoptado la forma aparente de ayuda al desarrollo, con supuestos bajos intereses, ya que como advirtiera LENIN en El imperialismo, fase superior del capitalismo, existe una evidente relación entre el otorgamiento de préstamos y la lucha por los mercados; y el aumento injusto de los precios de las mercancías que el país deudor deberá necesariamente importar como condición para recibir la cantidad prestada o la supuesta ayuda, multiplica en la realidad el monto de los intereses hasta convertir en usura la pretendida cooperación. LENIN escribió: Es muy corriente que entre las cláusulas del empréstito se imponga la inversión de una parte del mismo en la compra de productos del país acreedor, particularmente de armamentos, barcos, etcétera. La exportación de capitales pasa a ser un medio de estimular la exportación de mercancías2.

La condición usuraria de los préstamos internacionales no está determinada sólo por el monto de los intereses. Hay que considerarla dentro del cuadro mucho más complejo constituido por el intercambio desigual y la sobrevaloración de la moneda en la cual se obliga a pagar, como ha sucedido con el dólar en los últimos tiempos.

El imperialismo usurario ha utilizado desde su nacimiento y hasta hoy día el gran retraso económico que los países que se liberan de la opresión colonial han heredado como consecuencia de esa explotación extranjera. Ese retraso está constituido por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, por la ausencia de una industria competitiva, por la producción de un número limitado de cultivos agrícolas o de materias primas, y por el subdesarrollo general de la población, tanto en materia educacional, como en salud, en vivienda, etcétera.

Neocolonialismo y deuda externa América Latina

Al inicio de la segunda parte de este siglo, correspondía a los países subdesarrollados sólo el 15, 7 % del producto bruto interno global y consumía el 8, 5 % de la producción industrial del capitalismo. Mientras en el mundo capitalista desarrollado el producto bruto interno per cápita constituía en ese Page 140 año la suma de 1 280 dólares, en los subdesarrollados era sólo de 120 dólares. Y en esas condiciones del Tercer Mundo, los países capitalistas desarrollados les prestaron atención. Más del 70 % de las relaciones comerciales de los países subdesarrollados son con el capitalismo desarrollado que, además, destina al Tercer Mundo el 90 % de todos los préstamos estatales que otorga. Y como contrapartida, los beneficios extraídos por los explotadores extranjeros del mundo subdesarrollado - beneficios evidentemente usurarios - crecen de año en año. En el período de 1960 a 1970 aumentaron de 3 600 millones de dólares a 8 500 millones de dólares. El resultado ha sido el crecimiento inconcebiblemente rápido de la deuda externa del Tercer Mundo, que durante las décadas del 50 y el 60 fue aumentando a saltos y en la práctica se duplicó cada cinco años.

El esfuerzo de los Estados subdesarrollados, dentro de las condiciones financieras más desfavorables en vista del intercambio desigual, para pagar su deuda externa ha sido angustioso. Desde mediados de la década del 60 el mundo subdesarrollado se vio obligado a aumentar en forma muy considerable los pagos destinados a amortizar el principal y los intereses de la deuda externa, lo que no sólo complicó extraordinariamente su situación monetario-financiera sino que ha sido un elemento de su proceso de subdesarrollo, de su continuo alejamiento en el orden económico-social respecto a los países capitalistas desarrollados.

En su obra Neocolonialismo económico L. KLOCHKOVSKI explica cómo existe una diferencia entre las acciones neocolonialistas que se dirigen contra los países latinoamericanos y las que se dirigen contra países subdesarrollados de otros continentes, ya que a su juicio Los neocolonialistas actúan más agresiva y abiertamente en América Latina. La línea estratégica del imperialismo en esta región reside en crear un vasto sistema de nuevas y potentes palancas económicas que garanticen su influencia predominante en la economía y la política de los países latinoamericanos. La puesta en práctica de esta línea ya ha conducido a cambios sustanciales en las posiciones económicas de las potencias imperialistas en la región3.

Esta agresividad del imperialismo usurario en América Latina no es nada nuevo, como ya vimos en el capítulo anterior. Pero lo que llama la atención a KLOCHKOVSKI es que durante el período de la posguerra se produjo un aumento considerable del volumen de las inversiones extranjeras - incluidos los préstamos - en los países latinoamericanos, sobre todo de capital norteamericano que en el lapso de 1945 a 1974 se elevaron en más de seis veces, es decir, de 3 000 mil millones a 19 000 millones de dólares. Durante Page 141 ese período los préstamos a América Latina se disfrazaron de ayuda al desarrollo y aumentaron hasta el 66 %. Concretamente, las décadas del 60 y el 70 constituyeron un período histórico de increíble incremento de los préstamos de ayuda de Estados Unidos a América Latina y, como consecuencia, contribuyó al salto cuantitativo del endeudamiento externo de esta parte del mundo.

Ya en 1971, en su visita a la República de Chile, durante el gobierno de la Unidad Popular que presidía Salvador ALLENDE, Fidel CASTRO mostró su preocupación sobre el crecimiento de la deuda externa de los países latinoamericanos, expresando lo siguiente: Hemos leído en estos días que Chile debe algo más de 3 500 millones. Se sabe que, por ejemplo, Uruguay debe algo más de 800 millones; tiene que importar por lo menos esa misma cifra para un mantenimiento ¡para un mantenimiento!, para un difícil mantenimiento en condiciones en que sus productos básicos tiene problemas incluso de mercados. No sólo problemas de intercambio desigual sino problemas incluso de mercados. Se dice que la República Argentina debe unos 5 000 millones. Ignoro cuánto debe cada uno de ellos. Pero lo que me pregunto es cómo van a pagar, como le van a pagar a Estados Unidos, cómo van a satisfacer la deuda externa con ese poderoso país, y cómo van a satisfacer los dividendos y cómo van a aumentar un nivel mínimo de subsistencia y cómo van a desarrollarse. Problema en realidad muy serio, de hoy, o de mañana, o de pasado mañana. Problema que nos lleva a la realidad de nuestros países. Problema que nos lleva a la consideración de ese famoso gap, ese famoso abismo, esa famosa diferencia y que aumenta como aumenta la distancia entre un automóvil que marcha a 10 kilómetros y uno que marcha a 100, o un automóvil que marcha a menos de 10 y otro que marcha a más de 1504.

La política agresiva del imperialismo usurario en América Latina había dado en 1971 los resultados que Fidel CASTRO puso de manifiesto en su intervención ante la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en su visita a Chile ese año. Poco más de una década después, la situación se tornaría francamente explosiva.

Neocolonialismo y deuda externa en Asia y África

La política del neocolonialismo económico - y como parte de ella, la agresión usuraria - tiene sus peculiaridades en los países subdesarrollados de Asia y África. Page 142

Veamos primero la evolución de esta política en los países de la llamada Asia sudoriental (que comprende la India, Indonesia, Paquistán, Sri Lanka, Birmania, Malasia, Singapur, Filipinas, Hong Kong y hasta la victoria del pueblo vietnamita, también a Viet Nam del Sur, Tailandia, Kampuchea y Laos). En el período posterior a la Segunda Guerra Mundial estos países ocuparon un lugar muy significativo en la política del neocolonialismo económico. Respecto a ellos, sin embargo, el imperialismo no pudo valerse de muchos de los recursos que tradicionalmente había utilizado en su política colonial, por lo que fue necesario que buscara nuevos mecanismos de presión, puesto que los nuevos Estados nacionales que habían salido de la condición de colonias se encontraban en una nueva etapa de su lucha de liberación: en la lucha por fortalecer su independencia económica.

El capital extranjero había actuado como fuerza motriz en la organización capitalista de la economía de los países de Asia sudoriental. Inmediatamente antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el monto total de inversiones extranjeras directas en la economía de esa región del mundo ascendía aproximadamente a 9 200 millones de dólares, de los cuales 5 300 correspondían a la India, 2 264 a Indonesia, 455 a Malasia, 124 a Tailandia, 376 a Filipinas, 233 a Birmania, 384 a Indochina y 80 a Ceilán. En los primeros años de la posguerra, la actividad inversionista de las potencias capitalistas en la región sufrió una parálisis, hasta que a partir de 1950 recomenzó. En la década de 1957 a 1966 la ascendencia de inversiones extranjeras en esos países totalizó 3 200 millones de dólares; dentro de ese período, y posteriormente, se incrementó de manera extraordinaria. Se incrementó sobre todo la llamada ayuda para el desarrollo (subsidios, préstamos y otras formas de «cooperación») que significaba en el fondo agresiones usurarias y la pretensión, desde luego, del sometimiento económico-político. Y esta «ayuda» fue creciendo respecto a los países de Asia sudoriental hasta constituir el 35 % del total de los préstamos que las potencias capitalistas destinaron a los países subdesarrollados en la segunda mitad de la década del 60. En el período 1956 -1959, el volumen de préstamos cada año fue de 600 millones de dólares; en 1963, esos países recibieron 2 100 millones de dólares y en 1973, 3 200 millones. El número de países prestatarios era alto: Estados Unidos, República Federal Alemana, Inglaterra, Japón, Canadá, Francia, Italia, Bélgica, Suiza y otros de Europa occidental.

Esta acentuación de la dependencia de esos países asiáticos de los préstamos extranjeros y, como consecuencia, la agudización de sus problemas para amortizar el principal y los intereses, junto a los intentos de los principales países capitalistas para presionar a esos jóvenes Estados independientes, aprovechando esas circunstancias, hicieron que varios de Page 143 ellos se esforzaran por movilizar sus propios recursos y reducir la «ayuda» exterior.

Pero esos esfuerzos no tuvieron, por lo general, el éxito que se proponían y lo cierto es que durante el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, y especialmente en los últimos 20 años, se vio crecer y consolidarse la posición hegemónica de Estados Unidos en la región, de forma tal que las posiciones de la mayoría del resto de las potencias capitalistas se debilitó.

La penetración de los bancos norteamericanos en Asia sudoriental va creciendo año tras año. Muchos de esos bancos como el First National Bank, el American Express Co. , el Bank of America y otros, abrieron varias sucursales en esos países. Los últimos 20 años se caracterizaron por un fortalecimiento de la penetración norteamericana en esos países asiáticos.

Estados Unidos se dirigió con prioridad a penetrar económicamente a la India, otorgándole préstamos en mayor volumen que a ningún otro país del mundo. Mientras desde su independencia hasta 1950 la India recibió de Estados Unidos sólo un préstamo de 903 millones de rupias, y en el quinquenio 1951 -1956 esos préstamos ascendieron a 2 000 millones de rupias, de 1957 a 1961 ya fueron de 15 200 millones y de 1962 a 1967 fueron de 13 100 millones. Hasta 1970 la India había recibido préstamos de Estados Unidos por un total de 70 100 millones de rupias, equivalentes a 9 300 millones de dólares. Esta prioridad a favor de la India se llevó también a las organizaciones financieras internacionales como el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD) y a la Asociación Internacional de Desarrollo (AID), de los que recibió la India hasta 1974 varios miles de millones de dólares.

En cuanto a Indonesia, con el propósito de convertirla en un aliado político, Estados Unidos le concedió entre 1970 y 1974 más de 1 000 millones de dólares y firmó con ella acuerdos comerciales que la ataron al imperialismo norteamericano tanto como a esos préstamos.

Esta enorme expansión de Estados Unidos en el Asia sudoriental se hizo sobre todo a expensas de Gran Bretaña ya que a partir de los años 60 resultó evidente que el Reino Unido no tenía condiciones económicas para otorgar a los países de la región el volumen de préstamos que se necesitaban. También se debilitaron las posiciones de Francia y Holanda respecto a países del área que habían sido colonias suyas.

En cambio, la República Federal Alemana se expandió económicamente en esos países durante la última veintena. Entre 1968 y 1973, la República Page 144 Federal Alemana concedió a los Estados asiáticos préstamos por más de 1 500 millones de dólares, lo que permitió que sus productos penetraran en esa región hasta el extremo de que el comercio de la República Federal Alemana con esos países superó a mediados de los años 70 en casi cuatro veces el nivel del período anterior a la Segunda Guerra Mundial.

Los países del sudeste asiático vieron en los préstamos extranjeros la única vía para su desarrollo económico. Por ejemplo, en Indonesia, una considerable parte del financiamiento de su plan quinquenal de 1969-1974 se realizó con préstamos extranjeros. También en Bangla Desh el 70 % de los gastos para su desarrollo efectuados en la década del 70 fueron a cuenta de préstamos de potencias extranjeras.

Este fenómeno de endeudamiento se acrecentó en los últimos 20 años respecto a prácticamente todos los países del Tercer Mundo. En 1974, en el informe anual del International Development Association, World Bank, aparece la deuda externa que tenían el 31 de diciembre de 1972 las distintas regiones de países subdesarrollados y las cantidades que los países de cada una de esas regiones tuvieron que pagar a los prestamistas extranjeros en 1972: Asia meridional, deuda externa 18 384 200 000 de dólares; en 1972 pagó 8 325 400 000 dólares; Asia oriental: 13 923 800 000 dólares y pagó ese año 868 300 000; África, 16 247 600 000 de deuda externa, y pagó 1 266 800 000; Cercano Oriente, 11 035 900 000 dólares y pagó 1 300 900 000; y América Latina, 29 575 700 000 y pagó 3 093 800 000. Según el mencionado informe, el total de la deuda de los países subdesarrollados en 1972 era de casi 100 000 millones de dólares y entre todos pagaron en ese año, para amortizar principal e intereses, la suma de 8 325 millones de dólares.

Estas eran las cifras de la deuda externa del Tercer Mundo cuando Fidel CASTRO en su visita a la CEPAL, en Santiago de Chile, mostró su preocupación sobre la situación financiera y concretamente la expoliación de que eran víctimas los países del Tercer Mundo. La cifra de 100 000 millones de dólares, que el informe mencionado mostró como deuda del Tercer Mundo, probablemente haya sido menor que la real; pero lo sucedido en los años anteriores a 1972 y hasta 1979 significó un crecimiento realmente asombroso de la deuda externa.

La deuda usuaria del tercer mundo

En 1979, Fidel CASTRO era presidente del Movimiento de Países No Alineados y como tal compareció ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el 12 de octubre de ese año, pronunciando un histórico discurso cuyo centro fue precisamente el enorme endeudamiento del Tercer Mundo. Por el extraordinario valor y los datos y razonamientos que contiene, conviene Page 145 reproducir a continuación la parte de ese discurso que se refiere a la deuda externa de los países subdesarrollados en 19795:

La deuda de los países en vías de desarrollo ha alcanzado ya la cifra de 335 000 millones de dólares. Se calcula que el pago total por concepto de servicios de la deuda externa asciende a mas de 40 000 millones de dólares cada año, lo que representa más del 20 % de sus exportaciones anuales. Por otro lado, el ingreso per cápita promedio de los países desarrollados es ahora 14 veces superior al de los países subdesarrollados. Esta situación es ya insostenible.

Los países en vías de desarrollo necesitan que se establezcan nuevos sistemas de financiamiento, mediante los cuales reciban los recursos financieros necesarios para el desarrollo continuo e independiente de sus economías. Estos financiamientos deben ser a largo plazo y a bajo interés. El uso de esos recursos financieros debe estar a la plena disposición de los países en desarrollo, para que éstos puedan establecer en sus economías el sistema de prioridades que corresponda con sus planes de desarrollo industrial y no sean absorbidos esos fondos financieros, como ocurre hoy, por las empresas transnacionales, que se benefician adicionalmente, aprovechando la supuesta contribución financiera al desarrollo para agravar la deformación de sus economías y obtener de la explotación de los recursos de los países máximas ganancias.

Los países en vías de desarrollo y, en su nombre, el Movimiento de Países No Alineados, demandan que una parte importante de los inmensos recursos que la humanidad hoy dilapida en la carrera armamentista sean dedicados al desarrollo, lo que contribuirá, simultáneamente, a alejar el peligro de guerra y facilitar el mejoramiento de la situación internacional.

Los Países No Alineados, expresando las posiciones de todos los países en vías de desarrollo, demandan un nuevo sistema monetario internacional, que impida las fluctuaciones desastrosas que hoy sufren las monedas que prevalecen en la economía internacional, en particular el dólar norteamericano. El desorden financiero golpea adicionalmente sobre los países en vías de desarrollo, los cuales aspiran a que en la elaboración del nuevo sistema monetario mundial ellos tengan palabra y decisión como representantes del mayor número de países de la comunidad internacional y de más de 1 500 millones de hombres y mujeres. Page 146

En resumen, Señor Presidente y señores representantes:

El intercambio desigual, arruina a nuestros pueblos. Y debe cesar.

La inflación que se nos exporta, arruina a nuestros pueblos. Y debe cesar.

El proteccionismo, arruina a nuestros pueblos. Y debe cesar.

El desequilibrio que existe en cuanto a la explotación de los recursos marinos, es abusivo. Y debe ser abolido.

Los recursos financieros que reciben los países en desarrollo son insuficientes, Y deben ser aumentados.

Los gastos en armamentos, son irracionales. Deben cesar y sus fondos empleados en financiar el desarrollo.

El sistema monetario internacional que hoy predomina, está en bancarrota y debe ser sustituido.

Las deudas de los países de menor desarrollo relativo y en situación desventajosa, son insoportables y no tienen solución. Deben ser canceladas.

El endeudamiento abruma económicamente al resto de los países en desarrollo. Y debe ser aliviado.

El abismo económico entre los países desarrollados y los países que quieren desarrollarse, en vez de disminuir se agranda. Y debe desaparecer.

Tales son las demandas de los países subdesarrollados.

Como se observa, en esa importante intervención del Presidente de los No Alineados ante la ONU, no se planteó la cancelación de toda la deuda externa, sino la de aquellos países de menor desarrollo económico y en situación desventajosa. Se propuso, para todos los países, el cese del intercambio desigual y la sustitución por otro del actual sistema monetario internacional, que son dos componentes fundamentales que convierten a los préstamos en actividades usurarias, según hemos visto.

Pero el mismo Fidel CASTRO en esa intervención ante la ONU en 1979 consideró que aunque las medidas propuestas por los No Alineados fueran llevadas a la práctica, aunque se eliminaran las desigualdades entre los precios de exportación y los de importación, la situación financiera de los Page 147 países del Tercer Mundo que tuvieran que pagar su deuda externa era tan grave que no podrían desarrollarse si no se le suministraban recursos para, a la vez, pagar sus deudas y emprender los enormes gastos que a nivel mundial exige el salto al desarrollo.

En el año 1979, cuando la intervención del Presidente de los No Alineados ante Naciones Unidas, la deuda externa del Tercer Mundo era de 397 300 millones de dólares y en 1982 se elevó a 626 000 millones, incrementándose, por lo tanto, a un ritmo increíblemente alto. Todo ello porque lejos de adoptarse las medidas propuestas por el Movimiento de Países No Alineados, continuaron los préstamos usurarios, que eran tales al combinarse con el intercambio desigual y con la sobrevaloración del dólar, que era la moneda en que generalmente debían pagarse.

La crisis económica y social del mundo

Ya a fines de 1983, la usura internacional se había tornado impagable y esta situación de máxima gravedad fue expuesta por Fidel CASTRO en el informe que en forma de un libro de 238 páginas presentó a la VII Cumbre de los Países No Alineados, celebrada en 1983. El nombre de ese libro de Fidel CASTRO es suficientemente elocuente: La crisis económica y social del mundo: sus repercusiones en los países subdesarrollados, sus perspectivas sombrías y la necesidad del luchar si queremos sobrevivir.

Los últimos párrafos del mencionado informe invitan a todos los países subdesarrollados, a los países del Tercer Mundo, a luchar; y terminan con las palabras siguientes: No ha sido nunca la resignación sumisión ni el derrotismo ante las dificultades lo que nos ha caracterizado. Hemos sabido enfrentar con sentido unitario, firmeza y decisión, complejas y difíciles situaciones en estos últimos años. Juntos nos hemos esforzado, juntos hemos luchado, y juntos hemos obtenido victorias. Con ese mismo espíritu y determinación, debemos estar dispuestos a librar la más colosal, justa, digna y necesaria batalla por la vida y el porvenir de nuestros pueblos6.

El informe contiene una clara y terminante explicación de que la deformación de las estructuras económicas del Tercer Mundo, que fue impuesta por la dominación extranjera sobre esas regiones, produjo como consecuencia que resultara imposible para esos países producir los recursos financieros que necesitaban para desarrollarse, lo que obligó, como hemos Page 148 visto, a acudir a los préstamos internacionales que ya en 1982 constituían una carga financiera tan pesada que permitía pronosticar un desastre.

Desde varios años antes de 1982 los países del Tercer Mundo adquirieron plena consciencia de que sólo mediante los préstamos extranjeros podían aspirar a superar su subdesarrollo y los préstamos afluyeron a esos países, pero no para ayudar a su desarrollo, sino para dar salida a una nunca antes vista disponibilidad de capital. Y estos préstamos no han contribuido al desarrollo, no han contribuido a superar las secuelas del colonialismo y el neocolonialismo que padecen esos países, sino que en realidad lo que se produjo fue un incontrolable crecimiento de la deuda externa, cuyas raíces son la agudización de la explotación, el aumento de la desigualdad del intercambio entre los países capitalistas desarrollados y los subdesarrollados. La enorme influencia que ejercen los países capitalistas desarrollados sobre el comercio internacional, junto a la reducida capacidad exportadora de los países del Tercer Mundo y su imperiosa necesidad de importaciones, los ha obligado a aceptar condiciones de intercambio absolutamente desfavorables y, para subsistir, préstamos en condiciones que, unidas al marco general de las relaciones entre ambos grupos de países, pueden ser calificadas de usurarias. Entre 1973 y 1982, es decir, en sólo diez años, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), los países subdesarrollados tuvieron un saldo adverso para la cuenta corriente de la balanza de pagos que alcanzó más de 476 000 millones de dólares. De los estudios de esas balanzas de pago, por otra parte, se demuestra que el total de inversiones directa que entró en esos países entre 1970 -1978 fue de 42 200 millones de dólares, mientras que las utilidades que extrajeron de esos mismos países ascendieron a 100 218 millones de dólares, es decir, que por cada dólar invertido, extrajeron 2. 37 dólares como ganancia, lo que sin duda ha sido un factor de endeudamiento y forma parte del mecanismo usurario imperialista.

La deuda externa de los países subdesarrollados durante el período 1975-1982, fue la siguiente: en 1975: 179 100 millones de dólares; en 1976: 216 900 millones; en 1977: 264 600 millones; en 1978: 336 600 millones; en 1979: 397 300 millones; en 1980: 456 200 millones; en 1981: 524 000 millones; y en 1982: 626 000 millones de dólares. La deuda externa fue incrementándose dentro de ese período a un ritmo del 16, 8 %. Pero ¿significa eso que el Tercer Mundo pudo tener esa fabulosa suma cada año para su desarrollo? No, los préstamos se destinaron a cubrir el déficit de cuenta corriente producido por sus injustas relaciones económicas con los países capitalistas desarrollados y el pago del servicio de la deuda, o es decir, el pago de intereses. Una parte de esta deuda está constituida por los intereses no pagados que a su vez engendran nuevos intereses, produciéndose una espiral de endeudamiento que Page 149 comenzó a expandirse aceleradamente en la década del 70 y ha aumentado su ritmo en forma vertiginosa hasta la actualidad.

Entre 1978 y 1982, el pago de intereses creció en un 23, 3 % anual y cada vez los países subdesarrollados han debido obtener nuevos préstamos, no para su desarrollo, sino para pagar los intereses de préstamos anteriores ya vencidos y no pagados, o sea, se endeudan para pagar deudas.

De ahí que en 1983, ante la VII Cumbre de Países No Alineados, Fidel CASTRO expresara lo que designó como el paradójico mecanismo de retroalimentación de la deuda externa, es decir, las causas internas del crecimiento de la usura de que eran víctimas la mayoría de los países subdesarrollados, con las siguientes palabras:

Para los países subdesarrollados importadores de petróleo, los cuantiosos desequilibrios en la balanza de pagos en cuenta corriente - agravados por el impacto de la crisis sobre sus exportaciones, el empeoramiento de la relación de intercambio y el alza de los tipos de interes -, se expresaron en un déficit anual que alcanzó entre 1979 y 1980 unos 80 mil millones de dólares, sobrepasando ampliamente los 90 mil millones en 1981 y continuando su ascenso en 1982. El resultado de todo ello fue el auge acelerado de la deuda externa, que según el método de cálculo que se adopte se acerca o supera en la actualidad los 600 mil millones. Ahora bien, esta ayuda cuya magnitud estuvo determinada en principio por la necesidad de obtener recursos para compensar el déficit en cuenta corriente, ha venido a convertirse con el tiempo en un factor impulsor del propio déficit y, en realidad, en un mecanismo retroalimentador que reclama por sí mismo un tributo cada vez mayor del producto del trabajo de los pueblos, tributo que va a engrosar, por cierto, en más de una tercera parte las cajas de la banca internacional.

Esta situación puede sustanciarse incluso estadísticamente con datos del Banco Mundial, según los cuales de los 117 mil millones obtenidos como préstamo por los países subdesarrollados en 1981, el servicio de la deuda reclamó 99 mil millones (85 % dejando una transferencia neta de recursos de sólo 18 mil millones, «600 millones en el caso de América Latina»). Más claro: se ha llegado a un extremo tal que los países subdesarrollados están incurriendo en deuda prácticamente con el único objeto de cumplir las obligaciones que crea la propia deuda. Fenómeno tan absurdo, vicioso e irracional como éste, no tiene precedentes en la historia de las relaciones económicas internacionales7. Page 150

En ese propio informe se dio a conocer cómo entre 1979 y 1981 las tasas de intereses se elevaron de un 12 % a un 18 % como promedio anual, lo que significó sólo en cuanto a 1981, 13 mil millones de dólares más de deuda. Pero la usura en los préstamos internacionales no tiene como esencial solamente este elevado interés de los préstamos ya que, como hemos dicho, la contraprestación desproporcionada se manifiesta también en el intercambio desigual y la sobrevaloración de la moneda de pago.

La impagable deuda externa de América Latina

¿Y qué ha sucedido después de la VII Cumbre, en 1984 y en 1985? La enorme deuda externa de los países del Tercer Mundo ha continuado ascendiendo vertiginosamente y se ha hecho impagable, porque ya es imposible para las economías de los países subdesarrollados pagar la usura y sobrevivir. En 1984, América Latina, por ejemplo, transfirió recursos económicos por más de 70 mil millones de dólares a los países industrializados, por los siguientes conceptos: 37 300 por intereses de la deuda; 20 000 millones por intercambio desigual, como las dos principales categorías de pago o transferencias de recursos. A esos dos conceptos hay que añadir 10 mil millones por fuga de divisas, hacia Estados Unidos en particular, dinero que los millonarios de América Latina transfieren a sus cuentas bancarias en el exterior; y además, aunque es difícil de precisar, aproximadamente 5 mil millones de dólares como consecuencia de la sobrevaloración del dólar.

Al remitir esos 70 mil millones de dólares al exterior, sólo en 1984, las economías de los países latinoamericanos se han desangrado. En realidad, han sido exprimidas al máximo por usureros internacionales que han obtenido una contraprestación enormemente desproporcionada, utilizando los tres mecanismos: la elevación de las tasas de interés, el intercambio desigual y la sobrevaloración del dólar.

Dos terceras partes de la deuda latinoamericana está contraída en dólares, lo que significa más de 200 mil millones y el dólar ha sido sobrevalorado en los últimos años. Si se hubiera sobrevalorado en un 10 % y la deuda de América Latina en esa moneda hubiera sido de 200 mil millones solamente, el aumento de la contraprestación por esa sobrevaloración hubiera sido de 20 mil millones, pero si la sobrevaloración del dólar llega al 30 %, la deuda, o mejor la contraprestación usuraria, aumenta en 60 mil millones de dólares. Los más de 70 mil millones de dólares transferidos por América Latina a sus acreedores en los países desarrollados, solamente en 1984, constituyen una contraprestación usuraria, ilegítima, que se ha producido a costa del aumento del hambre, de la miseria, del analfabetismo, del desempleo y de la Page 151 enfermedad y la muerte para los pueblos de Nuestra América. Y no sólo en cuanto a los pueblos de los países de menores recursos naturales, sino también en cuanto a los que son exportadores de petróleo, como Venezuela, México y Ecuador, en los que asimismo aumentan hasta hacerse insoportables los problemas económico-sociales internos. Si es así respecto a esos países con grandes recursos, ¿qué no habrá sido en relación con los más pobres, como la heroica Nicaragua, que además de la agresión usuraria está resistiendo la agresión militar del imperialismo?

En octubre de 1985, Daniel ORTEGA, Presidente de la República de Nicaragua, expresó que a pesar de la profunda crisis económica que causaba a ese país la agresión de los gobernantes norteamericanos, Nicaragua había hecho grandes sacrificios para tratar de cumplir con sus compromisos financieros de la deuda externa heredada del somocismo con la banca internacional y con organismos internacionales, así como con las deudas que el sandinismo había contraído desde 1979. En esa ocasión, Daniel ORTEGA expresó: Con sangre y sudor del pueblo de Nicaragua, en cinco años hemos pagado 621 millones de dólares en servicio de la deuda. Es decir, que en cinco años hemos invertido el total de las exportaciones de dos años, para cumplir con parte de nuestras obligaciones financieras. Con la prolongación de la agresión del gobierno de Estados Unidos, la situación es tan grave que cuando, según estudios del Banco Mundial debíamos estar exportando mil millones de dólares al año, estamos exportando 300 millones de dólares anuales solamente. Como puede apreciarse, enfrentamos una situación extrema que no sólo limita, sino que elimina nuestra capacidad de pago. En estas dramáticas circunstancias, Nicaragua demanda una urgente acción concertada de solidaridad internacional; un apoyo decidido de los países con los cuales Nicaragua tiene relaciones financieras bilaterales y, un cambio de actitud de las instituciones acreedoras8.

Esta apelación de Nicaragua se produce dentro del marco de la celebración del cuadragésimo aniversario de Naciones Unidas y muestra como un país pequeño, de poco más de 3 millones de habitantes, que se ve sometido al inclemente terrorismo de Estado del país imperialista más poderoso del mundo, al mismo tiempo ha estado pagando por intereses de préstamos recibidos, deudas incluso heredadas parcialmente del somocismo, por los intereses de esas deudas, 621 millones de dólares, lo cual sumado al intercambio desigual y a la sobrevaloración de la moneda de pago, constituye a la usura en el caso de Nicaragua como otra forma de agresión imperialista. Page 152

La deuda externa del Tercer Mundo en 1985 y en especial la enorme deuda de América Latina, que sobrepasa los 36 mil millones de dólares se ha hecho matemáticamente impagable, lo mismo si se analiza en conjunto esa deuda como si se examina la situación de cada uno de los países latinoamericanos a finales de 1985: Brasil debe más de 105 mil millones de dólares; México, 95 900 millones; Argentina, 48 mil millones; Venezuela, 34 mil millones; Chile, 18 440 millones; Perú, 13 500 millones; Colombia, 10 800 millones; Costa Rica con una población de dos millones, 4 050 millones de dólares; Panamá, con parecida población 3 550 millones; Uruguay, 4 700 millones. Estas cifras son de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe; son cifras que parten de declaraciones oficiales, y en realidad deben ser mayores.

Hasta 1984, los países latinoamericanos pagaban la usura internacional utilizando en un altísimo por ciento el resultado en divisas de sus exportaciones. Así, Argentina ha utilizado el 52 % de sus exportaciones para pagar los interese de su deuda externa; Bolivia, el 57 %; Perú, el 35, 5 %; Brasil, el 36, 5 %; Chile, el 45, 5 %. Todo esto significa aumento del subdesarrollo, desarrollo del subdesarrollo de los países latinoamericanos, y significa también que nuestros países están financiando la economía y el desarrollo de los países industrializados más ricos del mundo y en especial el de Estados Unidos de América.

La deuda externa de América Latina es impagable porque pagarla significaría el suicidio económico de esta región del mundo, porque los países latinoamericanos tendrían que pagar en diez años sólo por concepto de intereses de la deuda 400 mil millones de dólares; cifra que si se utilizara en su propio desarrollo significaría el financiamiento de un salto hacia delante de las economías latinoamericanas.

¿Y por qué se produjo este crecimiento enorme de la deuda externa del Tercer Mundo, cómo fue que los prestamistas continuaron durante años prestando dinero a países con economías muy débiles y algunos de ellos cercanos a la quiebra?

La principal explicación que ha sido creída generalmente es la de que los bancos se encontraban repletos de dinero y que sencillamente necesitaban realizar préstamos. Esa es, sin dudas, la razón económica, el fundamento financiero de esos préstamos a deudores técnicamente insolventes. Pero también hay una razón política y una razón histórica. El imperialismo usurario es una modalidad que impone la expoliación de los países víctimas mediante la sujeción económica. La metrópoli tiene que mantener el mecanismo de satelización que es el neocolonialismo, uno de cuyos principales elementos es el préstamo usurario. Page 153

Es incobrable la deuda externa

Históricamente, como hemos visto antes, las deudas no se hacían incobrables cuando el país deudor caía en insolvencia porque el acreedor podía apoderarse de todas las fuentes de ingresos del deudor, administrarlas directamente y cobrarse, todo ello, desde luego, mediante el uso de la fuerza militar o mediante la amenaza del uso de esa fuerza.

El anterior razonamiento nos lleva a sustentar la afirmación de que la deuda externa de América Latina no sólo es impagable sino también incobrable, porque si observamos los ejemplos de cobros violentos de sus préstamos usurarios por parte de prestamistas europeos y norteamericanos que se produjeron en los países latinoamericanos en el pasado, veremos que esos procedimientos violentos se redujeron bien al bloqueo o bien a la invasión de esos países.

Pero ahora no se trata de cobrar por la fuerza a un país tras otro, en épocas distintas, como sucedió a fines del pasado siglo y a principios del actual en América Latina; se trata de cobrar a todos los países del Tercer Mundo a la vez, y en especial, a todos los países de América Latina.

En la Conferencia Sindical de los Trabajadores de América Latina y el Caribe sobre la deuda externa, celebrada en Ciudad de La Habana el 18 de julio de 1985, Fidel CASTRO expresó, refiriéndose a los métodos violentos utilizados en el pasado por los usureros internacionales para cobrar sus préstamos, lo siguiente:

Claro, lo pueden hacer cuando se trata de un país. Por eso digo: el día que tuvieran que bloquear a 20 o a todo el Tercer Mundo, se autobloquean ellos mismos. Estados Unidos y el mundo capitalista industrializado no pueden permitirse el lujo de autobloquearse, sobre todo si hay unidad en las acciones del Tercer Mundo; ellos no pueden vivir sin nuestras materias primas, sin nuestros productos, no pueden. Sería, además, la gente más desgraciada del mundo, porque se han acostumbrado a comer chocolate barato, café barato, todo barato, abundante, y vendiendo todo lo que ellos producen cada vez más caro. Ellos pueden tener otros niveles de vida, otros salarios, todo. Pero nosotros, ¿qué tenemos? Ni un techo donde cobijarse la gente, descalza la gente, sin educación, sin retiro, sin seguridad social, sin nada. A los esclavos los cuidaban. El dueño se preocupaba porque no se murieran, pero, ¿quién se preocupa porque se muera un obrero en América Latina con más de 100 millones de desempleados y subempleados? ¿Quién se preocupa porque se muera un campesino en América Latina? Se alegrarían de que se muriera, incluso, porque tratan de que no nazca, ¡tratan de que no nazca! ¿Qué puede Page 154 importarles que se muera, si Estados Unidos gasta decenas de millones de dólares cada año en propagar la esterilización en el Tercer Mundo?9.

Y respecto a la imposibilidad del cobro de la deuda utilizando el bloqueo, Fidel CASTRO concluyó: Yo decía: ¿bloquear? Pueden bloquear a un país como Cuba y perseguirlo. El día que tuvieran que perseguir a 20 o más países se vuelven locos, terminan mordiéndose la cola como un perro rabioso, porque no se puede bloquear 20 países, 50 países, 100 países; uno solo y le da grandes dolores de cabeza.

Cuatro hipótesis para una solución imposible

¿Cuál debe ser la solución a esta magna usura que constituye la deuda externa del Tercer Mundo, que se ha demostrado que es impagable e incobrable?

En la entrevista celebrada en marzo de 1985 por Fidel CASTRO con el académico Jeffrey M. ELLIOT y el congresista Mervin M. DYMALLY 10, ambos norteamericanos, se examinaron cuatro hipótesis de solución, cada una de las cuales descansaba sobre el supuesto de que la actual deuda externa del Tercer Mundo no creciera.

La primera hipótesis de solución examinada fue la de conceder 10 años de gracia para el pago del capital y que durante ese período se continuaran pagando los muy altos intereses que actualmente están vigentes y se concediera posteriormente otro plazo de 10 años para amortizar la deuda con un interés no mayor del 10 %. Mediante esa solución, América Latina pagaría 400 mil millones de dólares en los próximos 10 años, y otros 558 mil millones en los 10 años posteriores. Esto, teniendo en cuenta el mantenimiento del intercambio desigual, el proteccionismo, el dumping y la sobrevaloración del dólar, es sencillamente imposible.

La segunda hipótesis de solución sería la de aplicar cada año un máximo del 20 % de las exportaciones y que los intereses no rebasaren el 10 % anual. Si las exportaciones de América Latina llegaren a 100 mil millones de dólares anuales, habría que pagar 400 mil millones de dólares en 10 años y la deuda habría crecido a 1 161 850 millones de dólares, el triple de la actual.

La tercera hipótesis de solución consistiría en 10 años sin pagar nada y durante los posteriores 10 años, amortización de la deuda con intereses que Page 155 no fueran superiores al 10 %. Habría sólo una pausa de 10 años, pero en los siguientes 10 años habría que pagar 1 447 310 millones de dólares.

La cuarta hipótesis de solución sería: Se reducen los intereses al 6 %, se conceden 10 años sin pago alguno y en los posteriores 10 años se pagaría la deuda y sus intereses. Esto significaría pagar dentro de un período de 20 años 857 471 millones de dólares.

La conclusión incuestionable es que la deuda es de imposible pago y que no debe pagarse por razones económicas, por razones políticas y por razones morales, ya que se trata de una deuda usuraria, ilegítima. Pero como se dijo que el no pago de la deuda externa hundiría el sistema financiero internacional, Fidel CASTRO planteó que los países industrializados, los gobiernos de esos países, deben hacerse cargo de esa deuda ante sus propios bancos, y como el pago de esa usura enorme requiere de gigantescos recursos, propuso que esos recursos salieran de una disminución de los gastos militares, una modesta reducción de los cuantiosos gastos militares que pudiera ascender a sólo el 12 % de esos gastos.

Fidel CASTRO consideró que sería verdaderamente sensato y sabio que el inicio de una reducción de los gastos militares se asociara al principio de una solución de los problemas económicos internacionales.

Ahora bien, la eliminación de la usura no se produciría sólo con la cancelación de la gigantesca deuda externa del Tercer Mundo. Como dijera Fidel en la citada entrevista, si el Tercer Mundo, y especialmente América Latina, no tuviera que pagar la enorme deuda usuraria, y los miles de millones de dólares que debían utilizarse para el pago del servicio de esa deuda se utilizaran dentro de una política de gran austeridad, para el propio desarrollo, no sería necesario endeudarse otra vez. No haría falta inyectar en forma masiva las economías latinoamericanas con dólares usurarios. Pero para que cese definitivamente la usura y pueda producirse el desarrollo del Tercer Mundo, son necesarios otros dos requisitos, es preciso que desaparezcan los otros dos componentes de la usura internacional: el intercambio desigual (lo que incluye la desaparición del proteccionismo y el dumping) y el injusto sistema monetario internacional.

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[1] KLOCHKOVSKI, L. , Neocolonialismo económico, Editorial Progreso, Moscú, 1977, p. 25.

[2] LENIN, V. I. , op. cit. , p. 777.

[3] KLOCHKOVSKI, L. , op. cit. , p. 26.

[4] CASTRO, Fidel, Discurso en la sesión de clausura del Encuentro sobre la deuda externa de América Latina y el Caribe, Editora Política, La Habana, 1985, pp. 3-4.

[5] CASTRO, Fidel, Discurso pronunciado ante el XXXIV Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Ediciones especiales, Editorial de Ciencias Sociales, Cuba, 1979, pp. 51 -55.

[6] CASTRO, Fidel, La crisis económica y social del mundo. Informe a la VII Cumbre de los Países No Alineados, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1983, p. 229.

[7] CASTRO, Fidel, La crisis económica y social del mundo, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 1983, p. 93.

[8] ORTEGA, Daniel, Declaraciones, Cable de Prensa Latina (PL), de 25 de octubre de 1985, publicado en varios periódicos de países latinoamericanos.

[9] CASTRO, Fidel, Conferencia Sindical de los Trabajadores de América Latina y el Caribe sobre la deuda externa, Editora Política, La Habana, 1985, p. 82.

[10] CASTRO, Fidel, Nada podrá detener la marcha de la historia, Editora Política, La Habana, 1985.

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